Esta semana los
derechos civiles han ganado una batalla que venían luchando desde 7
años atrás. El Tribunal Constitucional ha avalado que la Ley del
matrimonio homosexual es legal y que tiene cabida en el sistema legal
español.
Cuando me senté
delante del ordenador a escribir sobre este tema me propuse intentar
politizarlo lo menos posible ya que entiendo que los derechos civiles
de las personas están por encima de los partidos políticos y de las
ideologías, pero también es verdad que si el que hace 7 años era
líder de la oposición y ahora es el Presidente del Gobierno no
hubiera recurrido esta Ley ante los órganos judiciales ahora pues no
estaríamos hablando de esto. Hay que admitirlo, el partido popular
se ha equivocado, se equivocaron posicionándose en contra de esta
Ley, se equivocaron recurriendo ante los jueces esta Ley y se han
equivocado durante estos 7 años en no retirar este recurso.
Dicho esto, a mi,
como ciudadano, lo que más me preocupa son todas esas personas que
se han posicionado contra el definitivo fallo del Tribunal
Constitucional, es decir, todas esas personas que están en contra de
que los jueces avalen que esta Ley sea legal. Por mucho que intento
ponerme en la piel de esas personas no consigo entender en que les
afecta, en que les daña o les perjudica que dos personas del mismo
sexo pueda contraer matrimonio legalmente, no comprendo como
reconociendo derechos innatos de unos ciudadanos, otros ciudadanos
pueden verse amenazados o atemorizados.
Tal vez sea porque
he tenido la suerte de criarme en una familia donde siempre ha
imperado el respeto y la tolerancia hacia los demás y por eso no
comprenda ciertas actitudes de algunas personas, no puedo comprender
a aquellos que creen tener la verdad absoluta, es decir, aquellos que
son capaces de decidir que ciudadanos son de primera y que ciudadanos
son de segunda, que ciudadanos pueden tener plenos derechos civiles y
cuales no. Llevamos muchos años luchando por reconocer la igualdad
entre hombres y mujeres, pues ahora toca reconocer la igualdad legal
entre hombres y hombres, mujeres y mujeres, y aunque queda mucho por
hacer, el camino se empieza dando el primer paso y estoy seguro que
con respeto e igualdad conseguiremos tener una sociedad mejor y mas
justa.
Tenemos que
entender que la Ley del matrimonio homosexual no es una Ley que da un
derecho civil a muchos ciudadanos, es una Ley que NO quita ese
derecho a miles de ciudadanos, los derechos no se dan, los derechos
se tienen, cuando nacemos tenemos unos derechos y unas obligaciones
innatas y lo que no puede hacer la Ley es negar ese derecho, el
derecho a casarse con quien se quiera, el derecho a elegir con quien
quieres compartir legalmente el resto de tu vida.
A todas esas
personas que están en contra de esta Ley les diría que abrán la
mente, que una persona homosexual sigue siendo una persona, que el
amor no comprende de genero y que la felicidad muchas veces viene de
la persona que menos se espera.
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