martes, 26 de marzo de 2013

RESPETO



Hay personas a las que habría que explicarles que es la tolerancia, la tolerancia es respetar aquello que no nos justa, no comprendemos o no compartimos.

Ahora mismo España está sumida en plenas fiestas religiosas, cada región y cada provincia vive su propia Semana Santa y la vive a su manera. A pesar de que la Semana Santa es una fiesta puramente religiosa es innegable el turismo y la atención internacional que levanta. En esta semana y en muchas previas la industria cofrade se ponía en marcha, desde costureras, cereros, carpinteros, bordadores, músicos hasta periodistas, hoteleros y hosteleros.La Semana Santa reporta económicamente riqueza a castigados sectores laborales que ven en esta fiesta una brisa de aire fresco.

También es importante remarcar el bajo coste económico que tiene para las arcas públicas el celebrar esta fiesta, poca o nada es la contribución que los Ayuntamientos hacen directamente a las Hermandades, el grueso del coste que tiene una Hermandad lo soportan sus hermanos, que pagamos tanto por formar parte de la Hermandad como por hacer Estación de penitencia.

Si analizamos lo que nos cuesta, estamos hablando de dinero público, la Semana Santa a los ciudadanos, podríamos comprobar como la Feria de primavera, la Navidad o los Carnavales requieren mucha más inversión. Está claro que no son comparables estas fiestas entre si, pero mientras que algunos se declaran totalmente contrarios a la Semana Santa, nadie pone en entredicho el resto de fiestas.

Cuando España ganó el Mundial de fútbol, nadie se quejó de las horas extras que hubo que pagar a los cuerpos de Seguridad durante la celebración de la victoria, nadie se quejó de las calles cortadas ni del ruido a altas horas de la madrugada, tampoco escuche quejas de las horas extras que hubo que pagar al servicio de limpieza viaria, entonces ¿Porqué nos quejamos ahora de la Semana Santa?

Algunas personas, de una forma un tanto cínica, se quejan de que cuando organizan manifestaciones y concentraciones públicas la afluencia de gente es poca, mientras que los ciudadanos se vuelcan cuando “un santo” (como ellos dicen) sale a la calle, tal vez estas personas deberían plantearse que el motivo de la manifestación o los organizadores de las mismas son los que echan para atrás a la ciudadanía.

Lo que está claro es que, creyentes o no, los ciudadanos asistimos y participamos masivamente en la Semana Santa, y lo único que pedimos a las personas que no les gusta es tolerancia y respeto, respeto a poder mostrar públicamente nuestra Fe o a admirar la belleza de verdaderas obras de arte por nuestras calles.

La libertad de creencia, lleva implícito el derecho al respeto.







No hay comentarios:

Publicar un comentario