Me
van a permitir queridos lectores que esta semana mi artículo este
escrito de forma metafórica ya que he intentado mezclar sentimientos
y prosa con la única intención de que, lo que digo sólo lo
entiendan aquellas personas a las que va dirigido el texto.
Llevo
callado desde el verano, bueno, mas bien desde principios de año,
momento en que el pitufo, creyéndose que este equipo era como los
otros y que le iban a permitir las malas artes intentando poner a
unos contra otros con la sola intención de controlarlo todo, pero
claro, siempre desde atrás, sin dar la cara, como había hecho
siempre y al más puro estilo de los cobardes.
Este
pitufo, el cual ni estaba ni se le esperaba para nada, hacía muestra
de sus malas artes entre gente que nada tiene que ver con esas
formas, intentando corromper lo que para muchos es un futuro
esperanzador. Cuando, totalmente a espaldas mía, las malas artes
pasaron más allá del Salado, le pararon los pies, pero no por
afinidad hacia mi ni nada parecido, si no por que el proyecto del que
miles formamos parte no permite malas artes, ni documentos falsos, ni
chantajes, ni racanerias ni mamarrachadas.
Pero
como digo, este personaje de dudosa honorabilidad no conforme con el
mas que justificado portazo, se dedica a malmeter constantemente,
intentando con mentiras hacer daño, llegando incluso a chantajear
con temas personales. Justamente el que mas tiene que callar intenta
chantajear con sacar a la opinión pública lo que es tan sólo de
ámbito personal y que, por otra parte, para nada escondo. En fin,
que como soy una persona transparente en todos los ámbitos y formo
parte de un equipo que, a pruebas me remito, somos una piña, estos
chantajes solo hicieron que este pitufo mostrará su verdadera cara,
un antiguo que representa lo más rancio de la sociedad, intolerante
ante los cambios y los nuevos tiempos.
Y
ahora va de digno, intentando dar clases de honorabilidad a diestro y
siniestro, cobrando favores como hacen los malos y falsos amigos,
chantajeando a los que en su día ayudó con la intención de
conseguir un único objetivo y que hasta ahora nadie se lo ha
permitido, ser jefe de todos los “indios”.
Quien
sabe, a lo mejor la gaviota lo acoge de nuevo y le dan lo que el
quiere, la vida da muchas vueltas, sinceramente me da igual, según
todos nos dicen nos hemos librado de un lastre, desde que se alejó
de nuestra vera vivo más tranquilo, además desde entonces puedo
hablar mas tranquilo por teléfono sin miedo a que me graben...
Lo
que si quiero darle son las gracias, gracias por que con su actitud
me he dado mas cuenta si cabe de la valía de la gente que me rodea,
del pedazo de equipo del que formo parte y del que me siento
profundamente orgulloso. Este proyecto es ilusionante, y nadie,
repito nadie, puede pararlo, y por supuesto, las malas artes no
tienen cabida.
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