viernes, 20 de abril de 2012

NO EN MI NOMBRE


NO EN MI NOMBRE

La semana pasada una homilía de un sacerdote madrileño, levantó y sigue levantando toda clase de ampollas e iras por gran parte del sector de la sociedad. Para los que no sepáis a que me refiero os pongo en antecedentes, el Obispo Reig Plá, en su homilía semanal, comparó la homosexualidad con los abusos laborales y las drogas, diciendo que era una enfermedad y un problema de la sociedad.

Nadie le ha dicho al Sr. Reig Plá que el problema para la sociedad son las personas como él? Como se atreve una persona, en pleno siglo XXI, en una época en la que debemos de enseñar que todos somos iguales, hacer este tipo dediscursos?

Desde pequeño a mi me han enseñado, tanto mis padres como en el colegio salesiano que me eduqué, que todos somos iguales, que el voluntariado es la mejor forma de ayudar a los más desfavorecidos por que todos somos iguales, y que las misiones y los millones de misioneros cristianos que están por todo el  mundo ayudan a todos los que lo necesitan, cuidando, asistiendo y dando de comer a millones de personas cada día sin mirar su sexo ni su color de piel, en definitiva, sin hacer distinciones de ninguna clase. Entonces este Obispo madrileño, a que está jugando? Qué se cree, superior?

Estamos en el 2012, y en una sociedad cada vez más dividida por ideologías y empeñados en remarcar lo que nos diferencia entre nosotros en vez de ver lo que nos une,deberíamos todos, incluyendo los representantes de la Iglesia,abogar por la libertad e igualdad de derechos y deberes.

Nadie tiene derecho a insultarnos o faltarnos el respeto cuando decidimos salir en una estación dePenitencia  con  nuestra hermandad o de ir los domingos a misa, pero tampoco podemos consentir que una persona, en este caso Obispo de la Iglesia Católica, falte el respeto a miles y miles de ciudadanos que tienen el derecho de acostarse o casarse con quien ellos quieran, al igual que el resto de ciudadanos. La homosexualidad no es una enfermedad ni nada por el estilo, es una decisión personal de cada uno y que debe ser respetada por todos, y si un Obispo no lo piensa así, por lo menos que tenga la educación y el respeto de no decirlo en una homilía pública, intentando sembrar el odio y la marginación en el seno de la sociedad, o por lo menos que no lo haga en nombre de la Iglesia Católica, ya que yo también formo parte de la Iglesia como creyente y para nada pienso igual que este hombre, al revés, no comprenderé la decisión de la Iglesia Católica si mantiene comoObispo a este tipo de personas.

La intransigencia es una enfermedad de la sociedad y debemos combatirla entre todos, y no debemos permitir que ni el machismo, ni el feminismo, ni la homofobia tome la palabra en ningún ámbito de la sociedad.

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