La verdad es que la palabra envidia es
una palabra muy malsonante para empezar mi columna esta semana, pero
las otras palabras que se me venían a la cabeza eran mucho mas duras
y por respeto a vosotros prefiero no reproducirlas, y ahora os
contaré a que viene esto.
Como sabéis este martes 11 de marzo se
celebraba el Día europeo de todas las Victimas del terrorismo y el
décimo aniversario de la bestial masacre de los trenes de Madrid que
dejaron 191 fallecidos y casi 2.000 heridos.
En aquel 2004 todos los ciudadanos nos
echamos a la calle en masa, este año, decenas fuimos los que
acompañamos a las victimas en su recuerdo, que pasa, ¿Qué nos
parece poco 10 años de condena a un terrorista pero en tan solo10
años ya nos hemos olvidado de aquel salvaje atentado?
No me puedo creer que ya hayamos
olvidado aquellas 48 horas últimas de Miguel Ángel Blanco, los
niños asesinados en las bombas del Hipercor de Barcelona y en la
Casa Cuartel de Zaragoza, o los 486 militares o agentes policiales
que han perdido la vida por culpa de los terroristas.
Los españoles somos capaces de
paralizar un país por un partido de fútbol, de hacer colas
interminables para ir a las rebajas o comprar esas entradas tan
esperadas para ver a nuestro cantante favorito, incluso somos capaces
de meternos en tumultos agobiantes para coger el mejor sitio para ver
cabalgatas o una procesión... pero de lo que no somos capaces es de
dedicar 10 minutos, tan sólo 10 minutos, en recordar un día al año
a las casi mil victimas del terrorismo que tenemos en nuestro país.
De ahí el titulo de mi columna de esta
semana, envidia, porque es realmente lo que siento, envidia de como
otros países y otras sociedades recuerdan a los suyos. Los
norteamericanos, por ejemplo, cuando llega el 11 de septiembre todo
el país se paraliza en memoria de los suyos, y digo todo, desde los
colegios que guardan minutos de silencio por los fallecidos hasta los
organismos públicos, donde cada pueblo rinde homenaje a los caídos.
Esto en España, a día de hoy, es inimaginable.
Pero, como digo siempre, no es bueno
generalizar, y debo hacer especial mención a todos aquellos que por
todo el territorio español se unieron a los diferentes homenajes que
se hicieron en recuerdo de todas las victimas del terrorismo.
He empezado este artículo con una
palabra, lo acabo con otra, Gracias, gracias a todos aquellos que el
martes pasado levantaron la mirada al cielo pensando en los que se
han ido, gracias a esos ciudadanos que dedicasteis un rato a la
memoria y se os entrecortó la voz recordando la masacre de los
trenes de Madrid, gracias a los que no habéis dejado solos a los
miles de familiares de victimas del terrorismo, en definitiva,
gracias por ayudar a mantener vivo el recuerdo de aquellos que ya no
están.
El mayor enemigo del fanatismo es la
memoria.
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